Dice el dicho “la primavera la
sangre altera”, vale… quizá pero yo creo que
el verano es peor. Suben las temperaturas y empiezan los problemas
conyugales y si sumamos que hay gente
que disfruta de vacaciones (no como yo grrr) y les tonca convivir 24 horas juntos,
pues ya la hemos liado. No acaba una bronca cuando ya han empezado otra, que si
te dejo que si al rato venga volvemos, que si te dejo otra vez… al final ya conocéis
la historia, el que deja a cada rato casi nunca deja del todo y el dejado que
no es dejado del todo llega un punto que dice, se acabó, harto del jueguecito
del que deja sin dejar. Yo hace muchos
años me vi en esa espiral de destrucción
parejil veraniega y decidí que una y no más, yo es que carezco de paciencia
para algunas cosas y que me dejaran dos días seguidos con todo su drama me cansó mucho al tercero
rompí la baraja con las tijeras del pescado, ahora no llegaría ni al tercero.
Tengo un puñado de amigas que este verano me cuentan que están muy mal en su relación, que están hasta las narices de tal o cual comportamiento, actitud, situación o lo que sea... y yo creo que todo es mucho mas fácil y mas sencillo de lo que lo hacemos, y que se puede aguantar hasta donde tu quieras aguantar... el problema es que hay mucho miedo a la soledad y al cambio, y sinceramente, si mucha gente afrontara ese miedo y viera que no pasa nada, que hay vida después de... les iría mejor. Estar sola no es un fracaso sino una opción que mas de una debería considerar, que seguro que les iría mejor... porque peor de lo que me lloran que están ahora mmm lo dudo.
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